CON FÁTIMA EN EL TREN DE LA LOCURA
Búscate a otro hombre
si quieres paz.
Todo amor apasionado
es, amiga mía, contrario a la paz,
toda poesía ingeniosa
es, en su formación, contraria a la paz.
Búscate a otro hombre
si escuchas las voces del arrepentimiento.
Búscate a otro hombre
que tenga la facultad y la paciencia de educar a una paloma;
yo jamás he intentado educar a una paloma...
Mi amor por ti, amiga mía,
es como el día del Juicio.
¿Quién podrá librarse del día del Juicio?
Acepta lo que el destino te ha deparado
con profunda fe y una sonrisa,
y sígueme
cuando monto por la noche en los trenes de la locura.
Mientras estés conmigo
no me importa lo que fue
ni lo que será....
¡Espiga que brota entre las lágrimas!
La espada ha penetrado en el corazón, ya no podemos retroceder.
Ahora estamos en la puerta del peligroso amor,
y yo te quiero hasta la inmolación,
hasta la muerte,
hasta el estremecimiento.
Somos muy famosos
y muy arrogantes con la Historia.
Los rumores cunden:
eso ocurre siempre en las grandes relaciones.
¡Ay, mi Fátima!
Con quien he vivido millones de pequeñas locuras.
Ya sé lo que significa estar enamorado,
tras las murallas del tiempo árabe,
ya sé lo que significa declararse,
susurrar,
hablar,
en este tiempo árabe;
sé lo que significa que seas mi mujer,
a pesar del terror del tiempo árabe,
que me llame la policía a declarar sobre el color de tus ojos,
lo que tengo bajo la ropa
y en la mente,
mis viajes, mis pensamientos y mis últimos poemas.
Si me hubieran atrapado
robando el kohol que se desprendía de tus ojos,
las afiladas espadas de la tribu me habrían cazado.
Suéltate el pelo.
Estoy perseguido como un profeta
y solo como una isla.
Suéltate el pelo,
quítate las horquillas: ésta es la última ocasión de tu vida.
¡Hermoso icono de la vida
que todos los días me lleva de la mano
a las plazas de la infancia
y me muestra bajo sus pestañas imposibles soles
e imposibles países!
¡Fabuloso tesoro que viajaba conmigo
en los trenes del norte!
La tinta china de tus ojos, amiga mía,
sobrepasa mi aguante.
Tú, que te disparas de mis venas
cual perfume de naranja.
Tú, que me partes en dos por la noche
y al alba me hallas sobre tus rodillas en media luna,
tú, que me has ocupado por el este y por el oeste,
por la derecha y por la izquierda,
sigue conquistándome.
Añoro la época de Windermere,
añoro caminar contigo sobre el agua,
caminar sobre las nubes
y caminar sobre el tiempo.
Añoro llorar en tu pecho hasta el final de mi vida,
hasta el final de la poesía.
Añoro las tabernas de los suburbios
y nuestros asientos junto al fuego.
Añoro el tamo blanco,
donde se mezcla el kohol del Hiyaz con la nieve,
y añoro un trago de coñac
en las noches frías.
¡Pajarito de agua que se sienta a mi lado
en los trenes del norte!
Agárrame fuerte del brazo.
Los decretos del sultán no me preocupan,
mis expedientes de las comisarías no me preocupan,
sólo tu amor, amiga mía, me preocupa.
Nos hemos arriesgado mucho,
nos hemos excedido
y hemos transgredido las señales de tráfico.
Agárrame fuerte del brazo
para que la tierra gire:
la tierra, sin un gran amor, no gira.
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Lake District
Diciembre, 1982.