Loading
Editora: María Luisa Prieto
Principal
Poetas
Abbás Beydún
Abdo Wazen
Abdul H. Sadoun
Abdulrazq Al-Rubayi
Adonis (Ali Ahmed Said)
Akl Awit
Al-Bayati
Al-Sayyab
Ali Al-shalah
Amal Dunqul
Bassam Hayyar
Fadwa Tuqan
Hasab Al Shayj Yaafar
Ibrahim Nasrallah
Inaya Yaber
Isa Al-Yasiri
Issa Majluf
Kamal Sebti
Mahmud Darwish
Muhammad Al Magut
Muhsin Al Ramli
Muin Basisu
Nada El Haye
Nazik Al Malaika
Nizar Qabbani
Paul Shaul
Qasim Hadad
Saadi Yusuf
Salah Hassan
Salman Dahud
Samih Al Qasim
Sargón Bulus
Shauki Abi Shakra
Talib Abdelaziz
Unsi Al Haye
Wadih Saadeh
Yabra Ibrahim Yabra
Yumana Haddad
Yusuf Al Jal
Poesía palestina
Mahmud Darwish
Yabra I. Yabra
Fadwa Tuqan
Muin Basisu
Samih Al Qasim
Ibrahim Nasrallah
Poesia iraquí
Al Sayyab
Nazik Al Malaika
Al Bayati
Sargon Bulus
Saadi Yusuf
Poesía libanesa
Yusuf Al Jal
Unsi Al Haye
Abbás Beydún
Abdo Wazen
Biografías
Libros
Colabora
Contacto
Nizar Qabbani
Traducción del árabe:
María Luisa Prieto
POEMA SURREALISTA
Ni tú, amor mío eres razonable,
ni yo lo soy.
¿Es cualidad del amor
quebrar lo normal, lo cotidiano y lo razonable?
¿Es condición del amor, querida mía,
olvidarnos de nuestros nombres?
¿Es condición del amor, amada mía,
no mirar delante ni detrás?
¿Es condición de amor, cariño mío,
confesarme asesino, siendo víctima?
Ni tú, amor mío, eres razonable
ni yo lo soy.
Borra, cuando esté enfadado,
de mis palabras la mitad,
domestica mis sentimientos,
corta mis uñas
y recoge todos los espinos y los lodos.
Y créeme siempre que venga, amor mío,
con las flores, las lunas y las estaciones.
Ni tú, amor mío, eres razonable
ni yo lo soy.
A pesar de todo
siguen el rechazo y la aceptación.
A pesar de todo
siguen la risa, el grito, el amanecer y el atardecer.
¿Qué perderemos, cariño mío,
si me das la mano
y las mías viajan sobre el oro labrado?
¿Qué perderemos, reina mía,
si nos lanzamos, como dos pájaros, a los campos?
¿Qué perderemos, princesa mía,
si estampo un beso en el tímido rojo?
¿Qué perderemos, amor mío,
si nos elevamos como los místicos
al grado de arrobamiento y encarnación?
¿Qué perderemos, amor mío,
si bendecimos al mensajero?